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El terremoto afectó el 50% del área donde se asentaba la cuidad. El 90 % de las viviendas de la zona histórica sufrió algún tipo de daño (Incer Barquero, ibíd: 240). En el campo de la infraestructura educacional, de 1142 aulas de enseñanza primaria existentes 720 quedaron destruidas. De 567 aulas de secundaria, 391 fueron afectadas. Las pérdidas en infraestructura se estiman en 162.1 millones de dólares. El incendio que devoró gran parte de la ciudad tardó dos semanas en ser controlado(Tünnermann, ibíd: 1973).
Según estimaciones, las pérdidas económicas como consecuencia del terremoto del 72 pudieron haber alcanzado los 1000 millones de dólares. De las aproximadamente 70 mil casas domiciliares existentes, 50 mil de ellas quedaron destruidas, parcial o totalmente. Se calcula que unas 10 mil personas perecieron bajo los escombros de los edificios que se desplomaron por completo o como consecuencia del incendio sucintado como consecuencia del colapso del sistema eléctrico. Entre los heridos se calcula en más de 30 mil personas y desplazados, un estimado de 200 mil personas (Tünnermann 1973).
La mayor parte de los edificios emblemáticos o considerados puntos de referencia de la ciudad se desplomaron o sufrieron serios daños. Alguno de esos edificios que lograron sobrevivir, tenían pocos años de haberse construido, tal es el caso del Teatro Nacional Rubén Darío (1969) y el Banco de América (1971). Algunos edificios construidos después del terremoto del 31, sufrieron serios daños como la Catedral de Managua (1939) y en menor grado, el Palacio Nacional (1938), el Estadio Nacional (1948) y el Palacio de Comunicaciones.
Las construcciones eran de adobe o taquezal, colapsarían durante el terremoto de 1972. Pero también aquellos edificios recién construidos, aparentemente con materiales modernos, como bloque de concreto y hierro, también cederían a la fuerza telúrica. Edificios recién construidos como el Hotel Balmoral, el asilo de menores, El edificio del Colegio Pureza de María, algunos edificios de la Universidad Centroamericana, entre otros. Esta situación es lo que hará que se haga una revisión y supervisión de las normas de construcción. Además dio pie para estudios geológicos donde está asentada la ciudad, con el fin hacer un registro de las fallas sísmicas que la cruzan. Dentro de la zona cercada por el régimen, siguieron funcionando tres salas de cine: el cine Blanco, el Margot y el González. El cine Cabrera y el Aguerri situados en la periferia del área cercada continuaron funcionando. El Estadio Nacional de béisbol, declarado fuera de uso en octubre de 1973, siguió albergando actividades deportivas, en especial de ligas menores.
Se describen en dentro del reporte de daños las actividades en caminadas a las diferentes reacciones para enfrentar el desastre, como lo fueron la ayuda internacional, la demolición y reconstrucción de la ciudad:
El terremoto generó una gran solidaridad internacional con el pueblo de Nicaragua. El país ocupa las primeras planas de los periódicos ante la dimensión de la catástrofe. También fue destacable internacionalmente las dimensiones de la corrupción con que el Comité Nacional de Emergencia, presidido por Anastasio Somoza, manejó la ayuda, según reportaje del diario La Prensa (1973) Es pertinente recordar la canción Panchito Escombro de Carlos Mejía Godoy, muy popular en la época, donde denunciaba el abuso con la ayuda extranjera.
El monto de la ayuda calculada durante el período de la emergencia, fue aproximadamente de 110 millones de dólares. El Comité Nacional de Emergencia fue el encargado de recibir la ayuda y de la distribución a los damnificados. Uno de los mecanismos utilizados para su distribución, fue la de ofrecer un paquete alimenticio a cambio de trabajos de limpieza de los escombros de ciudad (Gurdián, 1978:17).
Países como Finlandia, Yugoslavia, Filipinas, Taiwán, China, Japón, Nueva Zelanda, Cuba, El Salvador, se hicieron presente con brigadas de médicos, enfermeras, y alimentos. Otros como México y Estados Unidos brindaron apoyo técnico y económico al gobierno. Grande fue el sentimiento de pesar por la trágica muerte en un accidente de aviación del pelotero de Puerto Rico, Roberto Clemente, quien viajaba con un lote de ayuda a Nicaragua luego de la tragedia (Incer Barquero, 1975:241).
El Presidente de México, Luis Echeverría, envió a su Secretario de Obras Públicas, Luis Enrique Bacramonte, quien apoyó la elaboración del Plan Regulador de Managua. Este funcionario, sugirió no trasladar Managua a otro sitio, sino reparar la infraestructura dañada aún recuperable y construir nuevos edificios en aquellos lugares donde colapsaron en su totalidad. También contribuyeron con su apoyo técnico, de manera particular al Instituto Geográfico Nacional, geólogos de la Universidad de Texas, según diario Novedades (1973).
El gobierno de España envió un barco con cien toneladas de víveres. La Cruz Roja de España desplegó una unidad móvil de transfusiones de sangre la cual recorrió distintos centros de salud habilitados para atender las necesidades de los damnificados. La cooperación española, fue de las importantes que recibiera en el marco de la emergencia.
El área cercada del casco urbano histórico afectado por el terremoto, comprende 437 manzanas. El encargado de la de la jefatura de Demolición era el Ingeniero José Antonio Carrillo, quien estaba sujeto a las orientaciones del Ministro de Obras públicas, en ese entonces, a cargo del Ingeniero Cristóbal Rugama Núñez. Se contrató a la compañía estadounidense Albert Ellia para realizar la labor de derribar los edificios considerados irreparables. El volumen de escombros se utilizaría en la construcción de un dique en las costas del lago Xolotlán.
Entre los propietarios de casas y edificios había gran preocupación ante la incertidumbre de saber si lo poco que quedó en pie sería derribado o no. La situación se tornó más conflictiva cuando en enero de 1974 el Vice ministerio de Planificación Urbana anunciaba la decisión de demoler zonas importantes de la capital. Algunos afectados, como los propietarios del Hotel Balmoral, se opusieron a esa medida, otros denunciaron las políticas nada transparente en los planes de demolición aplicadas por el gobierno.
La compañía Albert Ellia cuya sede central se encontraba en Estados Unidos, había firmado contrato con el Estado el 5 de noviembre de 1973. Según lo estipulado en el contrato debía de encargarse de las tareas de demolición y limpieza de escombros. Los trabajos debían iniciar en enero y finalizar el 23 de mayo de 1974. Los acuerdos contemplaban la demolición de edificios de dos o más plantas. El costo de esta operación era de un millón ciento cincuenta y ocho mil dólares.
Entre los edificios importantes demolidos en enero se cuentan, el de Guerrero Pineda, donde una vez funcionaran las Oficinas del Seguro Social. El complejo de edificios, donde despachaba y residía el Presidente de manera permanente, conocida como “La Curva”, también fue demolido. En total 43 edificios serían demolidos en esta etapa, la mayoría de los cuales estaban ubicados en la zona nororiental de la ciudad.
Al 15 de febrero se había avanzado hasta 118 manzanas demolidas y limpiado 36 de las 292 acordadas en el contrato. Se habían acarreado hasta la fecha 183 mil 205 metros cúbicos de escombros. El total de escombros removidos, entre particulares y la compañía, era de 636 mil 909 metros cúbicos. Entre los edificios derribados en esta segunda etapa, ubicados dentro de la zona cercada, es pertinente recordar: Farmacia San Antonio, Tropigás, Trajes Gómez, Rarpe, Adelita, Mercado Central, Bodega Textiles Nicarao, Ferretería Bunge, Tina Lugo, Najlis, Casa Sengelmann, Lagarto Store, Ever Restaurant, Edificio Ramírez, entre otros.
Para el mes de abril se habían derribado 177 estructuras verticales. El gobierno decidió firmar un nuevo contrato para la demolición de otras 229 estructuras, la mayoría de una sola planta, comprendiendo principalmente tapias y paredes. El 29 de abril de 1974 fue removido el cerco que delimitaba la zona afectada (Gurdián, ibíd: 17).
El nuevo contrato amplió la fecha de finalización de las obras a un mes, por lo que la finalización estimada era el 20 de junio. Durante este período se demolieron las últimas 59 estructuras verticales. Como se señaló con anterioridad, los desechos de escombros se estaban apilando a la orilla del lago Xolotlán con el fin de construir un dique que protegiera a la ciudad de posibles inundaciones. Hasta esta fecha se contabilizaban 274, 996 metros cúbicos de escombros comunes y 96, 480 de escombros de concreto los transportados a las orillas del lago. Así mismo se firmó un nuevo contrato para la demolición de otras 59 estructuras, estimado a cumplirse en tres meses.
Los contratiempos por razones técnicas y de coordinación siguieron presentándose, atrasando los planes de demolición. El 20 de julio de 1974 quedaba completada la demolición de las oficinas de la Compañía Nacional de Seguros de Nicaragua y el Edificio Palazio. Para esa fecha se había completado el 90% de la demolición estipulada en el contrato. A mediados de agosto, las oficinas de la Dirección General de Aduanas y la Aduana de Managua ubicadas cerca de loma de "Chico Pelón" fueron demolidas. Para concluir la demolición en las zonas delimitadas para su limpieza hacía falta derribar los edificios Adela, Benard, La Aduana, Novedades, embajadas de Argentina, Chile, Hospital El Retiro.
Una vez terminados los trabajos en la zona destruida, la Dirección General de Caminos se encargó de demoler las casas ubicadas en los barrios periféricos. Comenzó derribando los edificios en mal estado ubicados en la zona oriental de la ciudad, y concluiría en la zona occidental.
Al finalizar el período de demolición y limpieza de escombros, el Director de Oficina de Relaciones Públicas, Salvador Lacayo de la Selva, informaba que el Ministerio del Distrito Nacional tenía a disposición 22 millones de córdobas para obras de reconstrucción de la infraestructura de la ciudad. La Sección de Permisos de Planificación Urbana se encargaría de brindar asesoramiento gratuito para las nuevas construcciones. El Banco de la Vivienda (BAVINIC), encargada de las tareas de reconstrucción, licitaría el año de 1975 la construcción de 20 mil viviendas. 18 mil de esas viviendas se ubicarían en la ciudad de Managua. El programa de inversión, que sumaba 197 millones de córdobas, fue dividido en cinco programas: carreteras, vialidad urbana, puertos, aeropuertos, ferrocarril.
Entre las primeras acciones de restauración de sitios o monumentos de la ciudad, es digno de recordar, la restauración de la estatua de Montoya, la cual permaneció en el suelo varios días después del terremoto. Guardada en las bodegas del Distrito Nacional, fue restaurada tal como estaba antes del terremoto, en los primeros meses del mes de 1973.
En enero de 1974 el Cementerio Occidental es remodelado, incluido el muro del costado sur. En este mismo mes, las dimensiones de los daños causados por el terremoto a la Catedral, hace que las autoridades del ministerio de Planificación urbana la declararen irreparable. El gobierno proyecta gastar para el año de 1974, alrededor de 75 millones de dólares en infraestructura.